Baja Visión. Conviviendo con una visión por debajo de lo normal

por | septiembre 13, 2020

La baja visión es una condición de pérdida de visión por encima de lo normal. De hecho se puede perder tanto agudeza visual como campo visual. Por ello, decimos que existe baja visión cuando la agudeza visual en el mejor de los dos ojos no supera el 10% de la visión normal (AV menor de 0.1 decimal) o si el campo visual es inferior a 30º.

Según la Sociedad Española de Especialistas de Baja Visión, en España hay entre 2 y 3 millones de personas que tienen problemas de baja visión.

Las lupas son un buena buena ayuda frente a la baja visión.
Las lupas son unas buenas aliadas frente a la baja visión. De hecho, son fáciles de usar y permiten una lectura a una distancia cómoda

Obviamente, esta medida debe realizarse con las gafas con las que se consigan los mejores resultados.

En otras palabras, en estos casos, la agudeza visual o el campo visual son insuficientes.

Cuando las gafas, las lentillas, los tratamientos médicos o la cirugía no son suficientes para que una persona vea correctamente, se dice que parece baja visión.

Así, leer, ir de compras, cocinar, ver la televisión y otras tareas cotidianas se vuelven muy difíciles.

Sin embargo, en los casos en los que la visión no puede mejorarse con gafas, lentes de contacto, tratamientos médicos o cirugía, todavía existe una serie de ayudas para conseguir que mantengamos nuestra calidad de vida.

En otras palabras, aunque no consigamos una visión normal, no hay que desesperar. Lógicamente, aunque la vista perdida puede que no se recupere, se puede aprender a sacar el máximo partido de las capacidades visuales restantes.

¿Cuáles son las causas de la baja visión?

Inicialmente, la baja visión puede ser consecuencia de muchos factores, entre los que se encuentran:

Patologías crónicas degenerativas

En primer lugar, la principal causa de aparición de baja visión es determinadas patologías, que van empeorando con el paso del tiempo. Así, muchas de las enfermedades que se esconden detrás de la baja visión tienden a manifestarse a edades avanzadas.

Ocurre, por ejemplo, en casos como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la retinopatía diabética, el glaucoma o las cataratas. Es por ello por lo que la incidencia de la baja visión en personas mayores es mucho más acusada que en otros grupos de edad.

Sin embargo, aunque el paso de los años provoca cambios en nuestros ojos y en nuestra visión, esas manifestaciones normales del envejecimiento no deben confundirse con la baja visión.

Las ayudas electrónicas facilitan la realización de ciertas tareas con baja visión.
Existen ayudas electrónicas que permiten la lectura y otras activides con baja visión. De hecho, su uso se está haciendo cada día más frecuente por su facilidad de uso y prestaciones

De ahí la importancia de acudir a revisiones periódicas visuales para controlar la evolución de nuestras capacidades visuales.

Malformaciones congénitas

En segundo lugar, por orden de frecuencia, tenemos las malformaciones congénitas. De hecho, se trata de defectos de desarrollo producidos durante el periodo de la gestación.

Accidentes

Indudablemente, la baja visión puede ser consecuencia de accidentes de tráfico o laborales. Es más, en estos casos, la lesión puede estar producida tanto en los ojos como en el cerebro.

Por ejemplo, un grupo de riesgo es el de los soldadores, que deben fijar la vista en un punto muy brillante.

También se incluirían en este grupo enfermedades profesionales padecidas por obreros y mineros, a cuyos ojos pueden ir a parar pequeños trozos de piedras o metales, causando heridas y cortes que, si no se tratan adecuadamente, afectarían de forma crónica e irreversible a la visión.

¿Cómo afrontar la baja visión para mejorar nuestras tareas de la vida diaria?

Para aclarar, existen dos formas de hacer frente a la baja visión. Lógicamente, ambas son complementarias y pueden utilizarse de forma independiente o coordinada. Corresponderá, por tanto, al especialista de  la visión valorar el uso de una o de ambas.

Los filtros selectivos permiten mejorar la agudeza visual en casos de baja visión
El uso de filtros permite un mayor contraste, por lo que mejora la agudeza visual en casos de patologías responsables de la visión denominada «subnormal».

En primer lugar, para ayudarnos con la baja visión, tenemos programas de rehabilitación o entrenamiento visual. Así, las personas con baja visión pueden beneficiarse de programas de rehabilitación o entrenamiento visual desarrollados por especialistas en este ámbito.

Sin duda, su finalidad es que los pacientes aprendan a sacar el máximo partido de las capacidades de las que aún disponen.

Así, se apoyan en ayudas visuales si es necesario. De este modo, con entrenamiento, se puede conseguir que el paciente siga adelante con sus actividades cotidianas, tanto en casa como en el trabajo.

En segundo lugar, podemos utilizar determinadas ayudas de baja visión.

En otras palabras, una ayuda para la baja visión es un sistema de cualquier clase del que puede beneficiarse de las personas con capacidades visuales reducidas. Por tanto, las ayudas de infravisión se suelen utilizar para una tarea o para una distancia determinada. Por otra parte, estas ayudas pueden ser de dos clases ópticas (microscopios, telescopios, etc.) o no ópticas (macrotipos, objetos de tamaño aumentado, etc.).

¿Cómo sé si tengo baja visión? ¿Cómo se manifiesta la visión subnormal?

Inicialmente, se puede considerar que una persona puede padecer baja visión, si, a pesar de utilizar gafas o lentes de contacto, tiene dificultades como las siguientes:

  • En primer lugar, reconocer las caras de sus familiares y conocidos.
  • Seguidamente, ver bien de cerca a leer, cocinar, coser o realizar otras tareas o habilidades de la vida diaria (tareas cotidianas).
  • En tercer lugar, si existen problemas para elegir y combinar los colores de la ropa.
  • También, si no se pueden llevar a cabo actividades en el trabajo en casa, porque la iluminación parece más tenue que antes. Así, se dificulta o impide la posibilidad de realizar dicha tarea.
  • Por otra parte, si no se pueden leer los carteles de la calle o el autobús, o si no se distinguen los letreros de las tiendas.

Indudablemente, es muy importante que ante cualquier síntoma, acudas cuanto antes a un especialista de la salud visual para eliminar la posibilidad de padecer baja visión.

Así, un diagnóstico temprano del problema que causa la pérdida de agudeza visual o de campo visual, aumenta las probabilidades de frenar su evolución. Se puede conseguir, por tanto, conservar el mayor resto visual posible.

Ayudas para la baja visión

Existen, como se ha dicho más arriba, dos tipos de ayudas para hacer frente a un caso de baja visión: Ayudas ópticas y ayudas no ópticas.

Ayudas ópticas

Primeramente, y por orden de uso, tenemos las ayudas ópticas. En otras palabas, son ayudas que utilizan lentes o combinaciones de lentes para aumentar el tamaño de la imagen facilitando así la percepción de los detalles.

Lógicamente, dentro de las ayudas ópticas tenemos:

  • En primer lugar, gafas de gran aumento, también llamadas microscopios. Así, estas gafas, al contar con una potencia mayor que las convencionales, se utilizan para la visión de cerca. Obviamente, al acercar el objeto que queremos mirar (libro, costura, etc.) tenemos un tamaño mayor, pero la distancia de trabajo es más reducida.
  • En segundo lugar contamos con lupas. Disponibles en diferentes aumentos y tamaños, permiten situar el texto a una distancia normal para la lectura.
  • Además, y como una modificación de las anteriores, tenemos lupas con soporte. Indudablemente, estos dispositivos están recomendados para pacientes con dificultades para sostener las lupas. De hecho, debemos recordar que muchos de los pacientes que tienen baja visión tienen una edad avanzada, por lo que les puede fallar el pulso. Por ello, las lupas con soporte les permitirán un descanso, aumentando así el tiempo de uso y la comodidad del mismo. Además, tanto las lupas de mano como las lupas de soporte tienen la ventaja de que existen modelos con luz incorporada.
Dentro de las soluciones frente a la visión reducida, contamos con las ayudas ópticas y las no ópticas
Los microscopios ayudan a la lectura en casos de baja visión
Un microscopio es una gafa con una potencia muy alta, que permite un aumento del tamaño de la imagen. Así, se consigue poder leer en casos de visión reducida.
  • En cuarto lugar, contamos con los telescopios. Así, son instrumentos que pueden sujetarse con la mano o estar montados directamente sobre las gafas. Normalmente, se utilizan para las actividades de visión lejana como el cine, el teatro, o simplemente ver la televisión.
  • Una modificación de los anteriores son los telemicroscopios. De hecho, son telescopios especialmente diseñados para la visión de cerca. En otras palabras, con microscopios a los que se les incorpora una lente que los convierte en instrumentos de visión próxima.
  • Por otra parte, tenemos los filtros selectivos ópticos. Precisamente, son tratamientos y coloraciones que se dan sobre las gafas que permiten controlar el deslumbramiento. También, realzar el contraste y suavizar la adaptación a la luz.
  • Por último, existen los determinados sistemas electrónicos. Empero, existen, entre otros, sistemas de circuito cerrado de televisión (CCTV) y lupas electrónicas,  que permiten el ajuste de los parámetros de brillo, contraste, y color. Esto, unido a otras muchas opciones, facilita enormemente la visión.

Ayudas no ópticas

Asimismo, existe una gran variedad de ayudas no ópticas disponibles para la baja visión.

Entre ellas, destacaremos los macrotipos, es decir las letras a mayor tamaño de lo normal en textos, libros, periódicos y revistas.

Sin embargo, la lista de este tipo de ayudas para la baja visión es muy variada. Así, tenemos, además, fuentes adicionales de iluminación, dispositivos que cuentan con voz, como los relojes parlantes, o programas informáticos y audiovisuales. Por otra parte, tenemos atriles de lectura, teléfonos con teclas grandes, marcadores para los botones de los aparatos eléctricos, agujas especiales para coser e incluso naipes adaptados a las personas con baja visión, entre muchas otras ayudas.

Dificultades de la baja visión.

En resumen, en función de las causas que provocan la limitación de nuestra visión, la visión puede ser borrosa (cataratas), más oscura en la parte central (degeneración macular asociada a la edad) o distorsionada (retinopatía diabética) o una combinación de varias.

Además, las personas con glaucoma o retinosis pigmentarias pueden perder visión periférica y presentan más dificultades ante la falta de luz.

Sin embargo, todas ellas se pueden beneficiar en mayor o menor medida de ayudas (ópticas o no ópticas) para mejorar su calidad de vida. De hecho, dichas ayudas les permitirán desarrollar habilidades de la vida diaria que de otra forma no podrían realizar.

En Óptica Gasset somos especialistas en el cuidado de tu visión. Si tienes baja visión, no dudes en pedirnos una cita para revisarte. De esta forma, te haremos un completo examen visual y valoraremos que ayudas son las que te permiten obtener el máximo rendimiento visual. Pídenos cita llamando al teléfono 914 029 672 o rellena nuestro formulario de contacto.

Resumen:
Baja Visión. Conviviendo con una visión por debajo de lo normal
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Baja Visión. Conviviendo con una visión por debajo de lo normal
Descripción:
Una baja visión aparece cuando el paciente tiene una agudeza visual disminuida, muy por debajo de lo normal, o un campo visual alterado. Así, se produce una alteración que impide la realización de tareas cotidianas. Por ello, en muchos casos es necesario el uso de aydas específicas.
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Óptica Gasset
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